Enrique Radillo y la pasión por la dirección orquestal
La vida suele tener caminos misteriosos. Enrique Radillo, director asistente en la Orquesta Filarmónica de Jalisco (OFJ), no tuvo su encuentro con la música a una edad muy temprana, “en realidad, lo que sucede es que descubrí que tenía un talento escondido que surgió una ocasión en que estaba viendo unos libros de música y me llamó mucho la atención la escritura, rara y hermosa”; y fue a partir de entonces que se interesó en la música en términos formales.
Lo anterior, le ocurrió al músico a los 17 años de edad, “y rápidamente me puse a averiguar y di con la Escuela de Música de la UdeG, donde empecé la carrera de Piano, y después a Colima para estudiar la Licenciatura en Música con especialidad en Dirección Orquestal, cuatro años en los que estuve tomando cursos enfocados en la dirección, donde se pudiera, porque decidí enfocarme en la dirección”.
Formación y experiencia
Gracias a estos cursos, tuvo Radillo la oportunidad de ir a trabajar como bibliotecario de orquesta a Querétaro, donde contactó en 2008 a quien dirigía entonces la OFJ, el Mtro. Héctor Guzmán, “y me ofreció trabajo para dirigir, primero, y después me dijo que había una vacante en la biblioteca, como asistente, luego de eso me nombró su asistente y tras ese periodo regresé a la biblioteca, hasta enero de este año, cuando asumo la asistencia del director titular, José Luis Castillo”.
Durante este periodo, no dejó el músico de tomar clases “con maestros particulares que tenían orquesta, donde tuve oportunidad también de dirigir; así, estuvo al frente de orquestas en Monterrey, Toluca, Jalapa, la orquesta Carlos Chávez, todo eso fue parte de mi fogueo como director de orquesta”.
Radillo detalla que “puede dedicarse uno al concertismo, la composición, la enseñanza musical o la dirección coral; en la universidad hay un tronco común y ahí se elegía lo que más nos atraía, el piano era la base y de ahí uno tenía elecciones, yo tomé el camino de la dirección”.
El atractivo de la disciplina, explica el músico, radica en que le sorprendió “cómo podía un director leer tantas líneas musicales a un mismo tiempo; también me gustaba la manera en cómo manejaban la orquesta, su diálogo y comunicación con el ensamble completo, ese es su instrumento y está vivo, y hacer que ‘se mueva’ no es algo difícil, algo que toma empeño, estudio y dedicación”.
Nuevas oportunidades
De cara a una nueva oportunidad en la OFJ, “trabajo con el director titular”, refiere Radillo, “y nos enfocamos en programar obras para la segunda temporada de este año; no estaba acostumbrado a trabajar con alguien de forma tan cercana y estoy más involucrada en cuestiones musicales, conciertos extraordinarios, fraguar programas, muchas cosas”.
El director asistente hace énfasis en lo que ha informado la Secretaría de Cultura acerca de cómo aumentarán las salidas a municipios, “lo que implica elaborar programas que puedan acercar a la gente a la música clásica, que ahora implica actividades más formales; yo creo que cada director tiene su estilo para esto y yo aprendo de cada uno de ellos. También debemos atender a la pandemia, porque se piensa en que no sea orquesta completa sino un ensamble de cámara”.
Convencido de que ahora encara su asistencia de dirección “con mayores responsabilidades”, Radillo persigue “llevar esto por buen camino” y, después de todo, su experiencia le ha demostrado que “el sonido de la orquesta lo percibo muy maduro; a pesar de la juventud de algunos ejecutantes es muy maduro, muy amalgamado. Llevan cerca de cinco años tocando juntos y creo se han compenetrado las secciones, y eso hace que suene muy bien; de hecho, el resultado de los conciertos recientes es muy gratificante”.